Myanmar es más conocido como Birmania, nombre oficial hasta que el actual gobierno militar decidió cambiarlo, ya que recordaba el pasado de colonia británica y aparte de birmanos hay otras etnias en el país. Recientemente ha cobrado protagonismo en los medios de comunicación de todo el mundo por las protestas de la población contra la junta militar. En 2005 visité este país, que me sorprendió y me encantó, no tanto por sus paisajes y monumentos de gran belleza como por la amabilidad de sus gentes. A pesar de carecer de cualquier tipo de comodidades y en muchos casos de lo más básico, son un pueblo amable y generoso, y siempre te regalaban una sonrisa.
Myanmar tiene grandes recursos naturales, piedras preciosas, petróleo y gas, maderas de calidad como la teca, si bien gran parte de su economía se basa en la agricultura con casi la mitad de la tierra cultivable dominada por el arroz. El mayor problema es que estos recursos están controlados por la junta militar que gobierna el país, según
recientes estudios el de mayor corrupción del mundo.
La religión budista, la gran mayoritaria en Myanmar, es de naturaleza pacífica y están sometidos a las reglas de obediencia, esto lo sabe la junta militar, que de hecho también controla la jerarquía budista, y lo utiliza a su favor. Quiero con ello decir que para llegar a la situación actual la cosa tiene que estar realmente mal.
Cuando le pregunté a nuestro taxista por qué repostaban de la peculiar manera que se observa en la foto me explicó que la gasolina está racionada por el gobierno, y que los militares y funcionarios tienen unos cupos que revenden en el mercado negro, que es del que se abastece la mayoría de la población. El detonante de estas protestas fue la
subida del precio de la gasolina del 500% según algunas fuentes, esto supone una inflación brutal, en un país en el que la población ya es extremadamente pobre.
Mientras tanto el gobierno malgasta el dinero en un innecesario traslado de la capital de la nación a Naypyidaw, una ciudad de nueva construcción en el centro del país, junto a grandes cuarteles militares, justificándolo como necesario para protegerse de posibles invasiones de países enemigos. Aunque más parece que sea para protegerse de una revuelta popular como la actual o la vivida en 1988 que se saldó con 3000 civiles muertos.
Cuando estuvimos en Bago en noviembre de 2005 durante todo el día estuvo pasando un interminable convoy militar que realizaba el traslado desde Yangón a la nueva capital. Curiosamente todo el equipamiento militar era de origen chino, país que ha impedido una resolución de la Onu contra la junta. Y para más información, traslado realizado por unas carreteras construidas con mano de obra infantil.
A pesar de las protestas la junta militar no parece muy proclive a democratizar el país, en 1990 se celebraron elecciones que ganó el NLD, el partido de la premio nóbel de la paz Aung San Suu Kyi, pero que el gobierno no reconoció y terminó encarcelando a los líderes de la oposición. Una situación delicada y de difícil solución.
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